CORTO
El matrimonio es un
acontecimiento memorable, en especial para aquellas donde sus esperanzas se
evocan en cumplir ese sueño, este caso no le corresponde a Eglimar, una
joven que apenas dos días atrás había cumplido sus 21 años y ahora se prepara
para un evento para ella desagradable, su boda, con el joven más deseado y rico
del poblado de nombre Yorgen, cuya familia es dueña de la mitad del pueblo. Un
botón tras otro se ajusta en un blanco vestido de novia, una vista hacia su
pasado donde un ligero desasosiego, es precipitado por un primer beso en que la
inocencia unida a la ignorancia, jugó en contra de una pareja de unos 16 años
otorgándose un roce en sus labios.
¾ Mi nuera ..., —Dice con Orgullo, —Serás la novia más hermosa de todas, — Habla una mujer de
petulante andar y metódica observación.
¾
Soy la única en este día Miriam.
¾
Solo quiero ser gentil, — Indica la mujer de un elegante vestido
verde con encajes dorados.
¾
No estoy acostumbrada a tu beneplácito, — Replica la joven a
quien le aplican un poco de polvo en retoques, — Es escalofriante.
¾
Me satisface esta alegría…, — Manifiesta arrojando una frívola
mirada a la joven que ajustaba algunos detalles del fijado peinado, —…Misma
que se amplificará cuando llegue tu primogénito varón, cuyo nombre será el
mismo al de su abuelo.
¾
Podrías irte Miriam…, La señoras necesitan terminar su labor.
La mujer dibuja una
orgullosa mueca, dándose su tiempo para retirarse con la complacencia de una
gestión en proceso, en plena iglesia la persona esperada desde hace una hora y
media aparece, con una respiración profunda marcha lentamente por el pasillo,
no sabía porque pero veía esa travesía muy larga hasta el altar, finalmente del
brazo de su padrino es entregada, una sonrisa de su prometido da pie para
tomarse de las manos, el Sacerdote da la señal para que los presente se paren
de sus asientos, un público de elegantes y sofisticados invitados.
El evento procede según
lo establecido, pero no siempre lo establecido es lo que ocurre, un sobresalto
unisonó hace gritar a más de uno, por el pasillo donde los novios habían
caminado, una moto se abre camino y un hombre que no pasaba de unos 24 años,
moreno, alto y muy atractivo, desmonta del artefacto.
¾
No hagas esto, — Clama con dolor por la persona frente al altar.
¾
Alex, — Expele la joven con un inaudible voz, — Estas
aquí…, no puedo creerlo.
¾
Tu amor es mío, — Proclama el joven en medio del estrepito.
En ese instante Eglimar
gira hacia su novio, forma una sonrisa y le dice con un tono de tristeza.
¾
Lo siento…, no debí prestarme para esta locura, pero solo buscaba su
aprobación.
¾
Ven conmigo…, — Insiste el joven extendiendo ansiosamente su
mano y no precisamente por la presión de aquellos que se abalanzaban hacia él,
más bien por el posible rechazo de su amor y sacrificio.
¾
¡No lo toquen!, — Ordena la joven Eglimar.
La confusión se
convierte en una ola de murmuraciones explotando en plena ceremonia, entre los
que se exhibía, era el robo de la novia, la traición y descaro de una zorra sin
dinero, para todos era evidente que el escándalo se dispone arruinar a una de
las familias de mas abolengo del lugar, exponiendo al joven Yorgen como un
tonto que posee a una desvergonzada que tiene un romance con otro.
¾
Esto es un atropello, — Brama la mujer de la primera fila a un
lado de su esposo, a quien le exige, — Jorgen …, Acaso no
piensas hacer nada, permitirás que este mequetrefe destruya todo…, — Las
venas de la mujer oscilaba en un punto peligroso…, —¡Quiero que lo saquen
de aquí!.
El hombre lleno de ira
les hace una señal a los dos guardaespaldas de las esquinas, para unirse a los
dos que se encontraban cerca del joven invasor, deteniéndose también por otro
bramido.
¾
He dicho que lo dejen…, no se acerquen.
¾
Solo ven conmigo…, por favor…, — Expone el joven intruso ansioso
y anhelante, — Te amo…, no te sacrifiques por ella…, — El
hombre señala a la mujer de la primera fila que emitía un odio asesino
complementando, — No lo vale.
¾
Es verdad…, — Dirigiendo su atención aquella que le devuelve una
reprobación envuelta en rabia y decepción, — No lo vales.
¾
¿Qué pretendes hacer? No seas estúpida vas a desperdiciar una oportunidad, — Articula
la mujer que se suelta de su marido quien la detenía.
¾
Te dije que no lo deseaba, pero…
¾
Mi nombre no será arrastrado por una prostituta sin apellido…, — Interviene
el hombre tomado del brazo de su esposa.
¾
Osas dimitir de este matrimonio…, — Brama la mujer de nombre
Miriam, — No lo permitiré… ¡te casaras con mi hijo!
¾
Por favor no tengas miedo…, vamos…, — Suplica una vez más el
joven intruso, — No tenemos tiempo, debemos irnos.
¾
Espera…, — Replica Eglimar, quien vira hacia Yorgen
delante del altar, dibujando para él una expresión amena, — Lamento
haber sido parte de toda esta pantomima, — Toma sus manos y con
movimientos suaves prosigue, — Debí ser valiente y decir que no…,
¾
¿Qué esperas?
Eglimar vislumbra a un
hombre que extendía sus manos solicitantes, evidenciando su miedo que bajan en
gotas de sudor frio por sus sienes, entonces ella se vuelve nuevamente hacia
Yorgen, oprimiendo con una mano la suya y con sus dedos rosa suavemente el mentón
de su novio.
¾
Es que…, — Hace una pausa por un nudo estorboso en su garganta, — Estaba
tan desesperada por su aceptación, ser de alguna forma parte de una familia,
aprobación que ahora se disuelve en la nada, — Aunque el joven
no hablaba, su gesto le dio pie a su prometida a continuar…, — Perdóname
por pasar por encima de ti.
¾
No le debes nada a nadie…, — Cruza su mirada con la joven, pese
a su desventaja ante los presentes y aunque los nervios lo devoraban por dentro
su voluntad lo mantenía firme.
¾
Alex, — Dice Eglimar con trémula voz y ojos humedecidos, luego
de unos milisegundo de silencio libera las manos de su novio, bajando uno de
los escalones del altar sin dejar de avistar al no invitado.
¾
Eglimar, — Exclama la voz de Miriam arañando su elegante
vestido con severa impotencia.
¾
Madre…, no…, esto es un error.
Al escucharse estas
especificas palabras, todos giraron hacia Miriam, su esposo retrocede unos
pasos tropezando con un amigo, el hombre de altura elevada y barba recortada le
diseña una expresión que exigía una explicación.
¾
Así es como lo escucharon…,. — Recalca la joven en tono alto, — ¡Madre!.
¾
¿Pero qué dices Eglimar? — Pregunta Yorgen que se detiene en el
primer escalón bajando el montículo del altar.
Miriam siente un mareo
empalideciendo hasta el punto del desmayo, una terrible verdad ha sido revelada
y en frente a todos sus invitados.
¾
Eso quiere decir que eres mi hermana.
¾
No…, es mi madre…, pero no la tuya.
El joven con un gesto
dio a entender que no le sorprendía tal revelación, ya que nunca lo trato como
un verdadero hijo, aclarando una duda dicha entre tragos, unido a un
comportamiento frio, distante y cauto a la necesidad que requiriera de su
persona.
¾
¿A qué se refiere con “madre” — Salta el hombre que a
continuación oprime el brazo de su esposa con fuerza.
¾
No pueden creerle…., — Brama para que el público en general la
escuchase, — Es una inmunda mujer de clase inferior, — Tu
lo dijiste Jorgen, cariño, solo quiere ensuciar nuestro nombre.
¾
Es la verdad…, ella es mi Madre y tú, quien me llama prostituta sin
apellido, eres mi padre.
¾
Yo no tengo hijas.
¾
Te equivocas…, La tienes…, soy yo…, de tu carne y sangre.
En ese momento la joven
alza la parte baja de su vestido, dejando al descubierto su pierna que tan solo
con una caricia, devela el maquillaje que tapa un lunar en forma de arco,
característica de las mujeres de la familia paterna.
Tu maldita clausula
estipulaba que tu esposa debía darte un varón y de esa forma extender tu
apellido, de no ser así tu matrimonio se anularía…, bueno ella te lo dio…,
¾
Es suficiente…., Amor no puedes.
¾
Cállate, — Le grita alejándose de la mujer.
¾
Al darse cuenta de que sería niña…, — Continúa la joven Eglimar, — Movió
sus hilos para remplazarme, comprando a un bebé, — La joven gira
hacia su novio, quien asiente aceptando la palabra dicha por Eglimar, — Claro
asegurándose que nadie más que ella, pusiera su sangre en este apellido…,
¾
¿A qué maldita cosa te refieres?
¾
Tu operación de apéndice…., era una vasectomía.
¾
¡Miente! — Brama haciendo una holística mirada a todos.
¾
Es por ello que pudo poner en evidencia a Morella, con su falsa
paternidad, quedando como heroína ante ti…, Dios…, aun no entiendo
como pude caer en la patética victimización de una mujer, que decía tener un
esposo que prefería verme muerta ante de tener a una niña como primogénita.
Jorgen en seguida le
viene a la mente que su mujer al momento de nacer su hijo, tuvo complicaciones
por un parto en casa, generando que quede impedida para engendrar más hijos, y
aunque tuvo otras opciones ninguna pudo lograrlo.
¾
Me hizo pensar que la única forma de estar juntas como madre e hija seria
compartiendo este secreto, forjando una mentira…., me hizo creer que yo era
importante para ella…, — Unas cuantas lagrimas se une a otras que desde
hace minutos salieron sin evitarse, y luego de un segundo expele en alta
resonancia, — ¡Patrañas!.
¾
Eres una maldita mentirosa, — Brama el hombre que posa sus
dedos alrededor de la garganta de su mujer diseñando una enrojecida marca por
la presión ejercida.
¾
Amor…, — Dice casi sin aire, — Esposo mío… por favor
no puedes.
Miriam no logró
sostenerse, se desvanece y cae a los pies de su marido que no movió un dedo
para auxiliarla, todo esto ocurre dejando el hecho principal a segundo plano,
en medio del caos Eglimar corre hacia Alex, se detiene a dos pasos de él, le da
un beso en la mejilla, luego se dirige a una salida a su izquierda perdiéndose
de vista, sin antes aclarar con ternura.
¾
Lo lamento Alex…, no debí interponerme entre ustedes, — Esté
le diseña una sonrisa en símbolo de agradecimiento, — Su felicidad no
se encuentra conmigo…, nunca fue así.
Yorgen por su parte no
había sido tan feliz por una situación que lo liberaba, rápidamente baja del
altar, Alex lo sostiene de la solapa del traje negro, inclinándolo hacía él, sin
importar nada más le propina un apasionado beso, dejando boquiabierto a más de
uno que juzgó haberlo visto todo, Yorgen sube a la moto y con fuerza se
sostiene de su amado, para luego salir de la iglesia.
Escrita por: Akiluz
No hay comentarios:
Publicar un comentario