lunes, 19 de noviembre de 2018

LA BRUJA o LA MUERTA


Capítulo I
LA FAMILIA GONZÁLEZ

En el  Edo. Miranda en la ciudad de Barlovento existe un  pueblo llamado San José de Río Chico, tierra fervorosa de fulias y tambores, un territorio caliente de personas color canela, nobles y temerosa de Dios, nombre dado por nuestros ancestros desde la época Colonial, gran productor de Cacao con variedad de poblaciones, en el sur de San José esta el Barrio Santa Eduviges hogar de múltiples familias, una villa pequeña, tranquila de personas honestas llenas de costumbres que forman parte de quienes son, sus casas hechas de Hormigón, ladrillo, Tapia, Bareque identifica una mera forma de vida, zona rural con calles de asfaltos y otras de tierra con diversas avenidas que se entrelazan entre sí.
 Esta historia le pertenece a la  familia Gonzales personas de campo apacible y honestas, integrados por El Sr. Pablo, un agricultor nato, Petra su esposa, ama de casa y sus seis hijos, dos niñas y cuatro jóvenes, como jefe de la casa se levanta primero, y despierta a su esposa, por ser muy temprano le da tiempo de escoge las herramientas más idóneas para una labor en la hacienda, cuatro machetes, una vara dividida en tres partes con una punta cortante y cinco canastos,  la Señora Petra entre tanto está en la cocina, preparando una variedad de arepas rellenas, luego de terminar ella lo coloca en la mesa con una jarra de café y un palto de mantequilla, en seguida cruza la pequeña sala hacia el cuarto compartido de tres niños, levanta lo único que privatiza la habitación, una cortina de tela gruesa, se acerca a la primera cama y susurra al oído del ocupante;
¾    ¡Domingo Mijo…,  levántese..,,! Sacudiéndolo suavemente el hombro de su hijo mayor, un adolecente de trece años, ¡Parece pues!
¾    Humm.,,  ma…,  ¡ya va¡ En tono perezoso, ¡Siempre yo! Rezongando entre dientes.
El joven aunque quejumbroso es muy parecido a su padre, por lo tanto se asea y salé de la habitación con su ropa de campo, después de un desayuno resuelto y una sencilla despedida, en una carreta atado a un viejo burro se encauzan al conuco, allí el Sr. Pablo continua con lo que no había terminado el día anterior,  limpiar  las plantas de plátanos, topochos y cacao, su hijo por su parte cultiva la de caña de azúcar, mismas divididas por parcelas pequeñas, al culminar cruza al otro terreno para recolectar naranjas ya maduras. Después de varias horas de trabajo, en que la última cesta de naranja es ubicada con las otras tres, el joven se encamina a la siguiente parcela de topochos, allí su padre con un alargado instrumento afilado esta halando el monte parasitante.
¾    Pa…,  Habla Domingo.
¾    Hum..,  Contesta el Sr. Pablo quien se detiene para sacar de su bolsillo un pañuelo pasándolo por su frente.
¾    El tiempo está caliente…, y tengo hambre, Tocándose el estomago en forma circular.
El Sr. pablo mira para el cielo y se percato que el sol estaba alto, lo que anunciaba que era hora de volver al hogar, ya que su costumbre al igual que muchos es dejar de laborar cuando se llega al mediodía, colocaron lo que faltaba de la cosecha en la carreta, recogieron sus herramientas y ordenado el conuco se van lentamente por el sendero del Tuerto siendo la vía más corta, entre tanto en la casa González, la Señora Petra al calor del fogón, prepara el almuerzo, a su vez, los muchachos, Juan de doce alimenta los cochinos, Pedro de diez esta en el gallinero recogiendo los huevos y Pablo Jr. de siete busca cilantros en el gran patio trasero, las niñas con sus vestidos de  flores amarillas y peinados de trenzas no son sometidas a ninguna labor, por ser hembras y pequeñas el Sr. Pablo no le gustaba, por ellos se encontraban jugando al frente de la casa, con sus muñecas de malva de maíz y otros juguetes.
Capítulo II
LA SRA. JUANA
El sol parecía menguar, ya habían pasado las doce, las niñas continúan jugando con sus muñecas.
¾    Toma, toma, Dice Titani, pegándole a la muñeca con sus pequeñas manos.
¾    ¡Eres la más linda!,  Comenta Clotilde al mecerla de un lado a otro entre sus brazos.
En ese momento por el sendero en dirección a la casa González, se aproxima una mujer de edad avanzada, piel oscura, encorvada, bastón en mano y una taza vacía en la otra, la anciana llega hasta donde están las niñas, entonces con su voz áspera y ronca pregunta:
¾    Buenas,  muchachitas, Manifiesta con un tono frio y seco.
¾    Hola seño Juana,  Respondió Clotilde.
La mujer al notar que la otra niña no contestaba se molesta y en entonación imponente le dice: 
¾    ¡Y usted  muchachita no sabe saludar!
Titani la mira, sube y bajas sus hombros en señal de indiferencia y continúa jugando, la Sra. Juana la mira con ferocidad, le tuerce los ojos dirigiendo su atención a  Clotilde.
¾    ¿Su madre, ta hay? Pregunta con el  acento que la caracteriza.
¾    Si, Replica Clotilde
La Sra. Juana mueve la cabeza intentando ver hacia la sala, aprovechando que la puerta entre abierta sin observar nada, grita;
¾    ¡Petra!..., ¡Petra!,
¾    Dígame,  Contesta la señora de la casa mientras se acercaba a su entrada.
¾    Buenas, Dice la Sra. Juana.
¾    ¡Ha! ¿Cómo esta seño Juana? Inquiere la Sra. Petra curiosa,   ¿Y eso mujer que hace por acá?
¾    Bueno, vine pa  ve si podía regalarme algo de sal,  Responde la Sra. Juana con taza en mano moviéndola ansiosamente.
¾    ¡Sal!, Repite Petra con extrañeza y sospecha.
Un fruncido seño era su propia señal de que algo no andaba bien, según la creencia del lugar, no se debe regalar sal porque es de mala suerte, aunque ella es escéptica su marido no, y siempre le ha dicho que esa mujer tiene reputación de ser una bruja, y si ella le arrojara sal de su propio hogar a su cara la dejaría ciega, Palabrerías, Se dice para sí, por otra parte la mujer siempre le ha caído muy mal, en especial cuando ella llegó a vivir al pueblo, siendo esta una de las que critico su relación con su esposo.
¾    ¡No hay! Se me acabo, Pablo vendrá por ai, sí trae yo mando a una de las muchachas pa que le lleve.
¾    Pero ma.., — Rompe Titani el silencio que tenía desde hace rato, —  Yo vi sal en la cocina, — Continua la misma niña de forma imprudente.
Petra se vuelve hacia la niña con una mirada feroz y fugazmente abriendo los ojos como platos, diciéndose a sí misma “cállate muchacha bruta”, Esta se percata de su enojo y se asusta, apuradita se levanta entrando a la casa, en ese instante la señora Juana se da cuenta que la mujer no era una apática en las superstición, como le decían por allí.
¾    Bu..,, bueno mija que mal, Con voz titubeante se despide, Me voy, salúdeme a pablo.
 Clotilde que se quedo allí observando como la señora caminaba deprisa, nerviosa y tropezándose con el bastón tirando la taza  al suelo.
¾    ¡Ma!  la seño se va a caer,  ¡Mira! Señala.
¾    Si mija, ya lo veo,    Responde Petra echándole un vistazo con recelo.
Al cabo de media hora llega el Sr. Pablo y su hijo Domingo a su hogar, cruzan el umbral y el Señor ve a su mujer y con algo de cansancio en la voz le saluda;
¾    Como le va mi vieja.
¾    Sion ma,  Habla al poco rato Domingo.
¾    Dios lo bendiga mijo,  Contesta Petra  tocándole la cabeza a su hijo.
La esposa le cuenta los extraños sucesos del día a su marido de la visita de la anciana y su raro comportamiento.
¾    ¿No vio que echará algo por ahí?,  Pregunta con algo de molestia en el asunto.
¾    ¡No!, viejo no, solo se fue, Dice su señora.
El hombre asienta la cabeza en señal de calma pero la desconfianza era un animalito que jugaba con su cerebro, con una lámpara de aceite da un paseo por los alrededores de la casa en busca de algo raro, al no ver nada se tranquiliza y solo después de encender los faroles exteriores entra a su hogar para su respectivo descanso.
Dos días después, al llegar el anochecer, como es usual, todos están juntos en familia, la Señora Petra estaba tejiendo canastos para la siembra, su esposo afilando los machetes, los muchachos jugando barajas y las niñas intercambiando vestidos de sus muñecas, al poco tiempo se van a dormir, todos estaban en cama, de pronto; -¡PAN!, suena un golpe seco, la Señora Petra se levanta bruscamente, ¿¡Dios que es eso!?, luego el silencio, el único sonido que seguían en la habitación eran los ronquidos de su esposo, al cabo de un momento, aunque un poco nerviosa se adormece, al día siguiente, le comenta lo sucedido a su marido, preocupado y pensativo se va al conuco, el transcurso de la mañana fue colmado de malos ratos, una cruz que estaba en la sala se cayó sin razón aparente, la Sra. estaba malhumorada, con dolor de cabeza, por intervalos de tiempo perdía la paciencia por cosas insignificante, si las niñas preguntaban tonterías o que jugaran en la sala, los muchachos estaban más atolondrados de lo habitual, el siguiente día fue más sereno no hubo eventualidades de importancia, pero esa noche, cuando fueron a descansar, al marchar las horas se escuchan ruidos provenientes del techo, —¡Pas! —Un golpe seco seguido por un arañazo.
¾    ¿Viejo, que es eso?, — Inquiere la Señora Petra quien primero se despierta.
¾    ¡Qué.., que…,  ¿Qué pasa vieja?, — Escuche —¡Rass! ¡Rass! Suena de nuevo.  
¾    ¡Parece un pájaro! — Deduce el señor aunque un poco adormilado, como el calor los cubría los dos cuartos frente al principal y contiguo uno del otro, tenía las cortinas abiertas por ello no le fue difícil echar un vistazo hacia sus muchachos, estos no se percataron de nada, ya que seguían dormidos.
¾     ¿En el techo?; — Inquiere la señora Petra. 
¾    Voy a ver pa fuera,  — Toma una escoba  y salé al patio de atrás.
 Estando afuera, revisa los alrededores y al no encontrar irregularidades, continua en los sobresalientes del techo, el hombre agita su escoba en  las cubiertas de cinc y al no hallar nada decide entrar a su hogar.
¾    ¡¿Qué paso viejo?! ¿Que vio? — Pregunta ansiosa su esposa.  
¾    ¡Na a!, ¡ya paso! —Responde muy intrigado, pero reservándose las sospechas que tenia.
La Sra. Esta vez se levanta antes que su marido, algo desganada sin energía por no poder dormir, haciendo el desayuno mientras su esposo se despierta.
¾    ¡Buenos días vieja! — Le expresa su esposo que tenía cinco minutos levantado, este observa a su  esposa actuar como sonámbula,  — Buenas, ¡Vieja! —Tratando de captar su atención. 
¾     ¡Ha! , Buenas viejo, — Dice tropezando algunas cosas de la cocina.
¾    ¿Ta bien? —Pregunta el Sr. preocupado.
¾    No, tengo malestar en el cuerpo, me duele la cabeza,  –le responde la Sra. tocándose la frente, — Me tomare un guarapo de manojillo, pa  que se me pase.
¾    Ta bueno, — Contesta el Sr. Pablo.
¾    Hoy me quedo, pa arreglar el patio de la casa.
A pesar de la presión, tención y estrés en el ambiente, la familia seguía en sus actividades comunes, los muchachos se compartieron las tareas, cortar el monte del patio, arreglar la casa de las gallinas, la señora intentaba desgranar maíz, las niñas dormían y el Sr. Pablo suministra alimentos a los cochinos, como no  le alcanzaba para el siguiente día, con renuencia decide ir al pueblo, dejando a hijo Domingo a cargo, como la Señora Petra sentía con malestar y síntomas de náuseas, solicitó pomadas, hierbas medicinales entre otros víveres. Domingo antes de que el almuerzo se presente decide ir por un trozo de torta de plátano que se había guardado el día anterior, pero no lo encontró.
¾    ¿Quien se comió mi torta?, Pregunta a uno de sus hermanos con una inexplicable  rabia en su voz.
¾    ¡Fue Juan!, Responde Pablo Jr. Soltando el vaso de agua que estaba bebiendo, Le dije que era suyo pero no le importo.
El muchacho como un toro va en busca del culpable, este se encontraba barriendo el patio, sin esperarlo un golpe lo sacudió al suelo, aturdido gira y distingue a su hermano Domingo.
¾    ¡Se ha comido mi torta!, Acusa Domingo a gritos frenético.
Las niñas inmediatamente fueron en busca de su madre que estaba lavando los platos en el fregadero al lado de la cocina.
¾    ¿¡Qué carajo le pasa!? Contesto levantándose rápidamente, ¿¡está loco!?.
Encolerizado y casi sin pensarlo, Juan le empuja ferozmente, el otro también lo hace, el hermano mayor esquiva dos revés, quedando el joven Juan mal parado, causando que Domingo le lance un puñetazo en la nariz, este se retrocede rozándolo.
¾    ¡Muchacho! Brama la madre que llega en ese momento, ¡NO!, ¡son hermanos!, Les dice alterada y sintiendo unos escalofríos que pasan gélidamente por su espalda.
Los muchachos se daban golpes tan fuertes que sus ojos rojos parecían explotar, sus facciones reflejaban odio, lanzándose un manotazo tras otro, sin medir su potencia o consecuencia, la Señora Petra toma la mano del más alto, cruzándose en el camino de un bofetón por parte de Domingo, esto hizo que ambos reaccionaran  separándose.
¾    ¡¿Mama está bien!? Inquiere Domingo asustado por lo que había hecho.
La Señora por la impotencia, sumada a la angustia y el dolor de su migraña se puso a llorar corriendo a su habitación.
¾    ¿¡Dios porque!? Arrodillada en la esquina de su cama, ¿Qué pasa en esta casa? agarrándose la cabeza con las dos manos elevándolas al cielo.
Domingo y Juan estaban afuera sin atreverse a entrar, las niñas observando todo solo se reían con malicia.
¾    Voy a decirlo a mi pa..,   Habla la más pequeña Titani.
¾    Les van a  echar cuero, Dice la otra para asustarlo más.
¾    ¡Cayese! Grito Domingo, quien por fin se atreve a entrar a su casa y en la habitación de su madre la mira avergonzado.
¾    ¿Qué quiere?
¾    ¡Ma…, ma perdón!  Tratando de agarrarla pero ella lo sacude, Ma…,  por favor, El no sabía cómo continuar, estaba aterrado debido a que nunca había pasado algo parecido antes.
Golpear a su mama era impensable ni siquiera por accidente, los chicos esperaron el retorno de su padre estando allí le contaron lo ocurrido, el Sr. Pablo comenzaba a elevarse su temperatura, el enojo que provenía de su estomago le hacía pensar en todo tipo de pensamientos malignos, se asusto así mismo, así que se controlo, tenía claro lo que pasaba no era normal, los muchachos temerosos de lo que podrían recibir,  se escondieron en el patio, lejos de la vista de su padre, por otro lado el Señor Pablo luego de que su esposa se sintiese mejor le insiste en sentarse con él en la sala.
¾    Lo que ocurre no es normal…, —Establece tomando la mano de su mujer, —Mi vieja las señales son claras.
¾    ¿A qué se refiere?
¾    Tenemos una bruja, Informa con toda la calma que le es posible aguantar.
¾    ¿¡Cómo!? Caray eso es posible aquí, Con una incertidumbre nociva te agarra el pecho.
¾    ¡Se quien es! —Oprime nuevamente su mano, mirándola,Creo que es la Sr. Juana.
¾    ¡Esa Mujer!
De alguna manera ella lo sabía, su comportamiento, la forma en que rodeaba a su familia y el asecho a su marido por años.
¾    Cuando fui al pueblo, escuche que la vieja Juana no ha salido de su casa en varios días, el Sr. Manuel me preguntó, si sabía de ella, ya que desapareció después de haber venido aquí.
La Señora Petras sentía un impulso de ir a su casa y tirarle piedras, pero lo descarta, viendo a su esposo sereno, confía en que él  arreglaría esto.
  
Capítulo III
ATRAPAR A LA BRUJA

La oscura noche arropa la casa, aunque las estrellas alumbran con todo su esplendor, el estrés y el insomnio agotaban a la familia, los muchachos en sus habitación, sin querer dormir por sus pesadillas, la Señora Petra en cama con una insoportable Migraña que aturdían sus nervios, el malestar era tan fuerte como taladros en su cabeza, el Sr. Pablo que estaba a su lado le dice;
¾    Vieja valla pa la sala, — Ella sentía tanto dolor que apenas logro entender lo que su marido le sugería.
¾    ¡Vieja¡ a la sala, —Repite su esposo, —No se preocupe yo me encargo, tranquilizándola —¡Esto termina hoy carajo¡ — Se dice así mismo, con convicción.
¾    ¡Ha! Si ta bien, —Encaminándose al mueble de la esquina.
Los muchachos se percataron de las acciones de su padre, con curiosidad e inquietud le preguntan el motivo de lo que hacía, pero su respuesta fue una mirada iracunda, evidentemente por su comportamiento, procede a encerrar a sus niñas en su habitación con órdenes de no salir hasta que él lo autorice, el Señor se quita su vestimenta, se acuesta en su cama desnudo, con la ropa interior en mano esperando al ser que perturbaba su hogar, la noche seguía su curso hasta que un golpe seco sonó en el techo, consecutivo a una variedad de arañazos, correteos seguido de más arañazos, el sonido era ensordecedor e irritante incrementando una fricción de garras, con tanta fuerza que parecía rasgar el techo de la casa.  
El señor Pablo en alerta se dirige a la sala, los muchachos podrían seguirlo pero estaban tan asustados que no se movieron, uno cerraba sus ojos negando que algo pasara, el otro con una almohada en la cabeza intentando no ver ni escuchar ningún sonido y el mayor realizaba oraciones algo extrañas por la falta de costumbre, cuidando además a las niñas que gracias a un té están dormidas, la Señora por su parte se comía las uñas por los nervios, observaba su marido murmurando palabras que por estar en el cuarto no llega a oír, sus rezos alborotaban al pajarraco, a donde se dirigiera los violentos ruidos parecía seguirlo, de pronto se tranquilizó, rápidamente el Señor  Pablo salió de la casa, el ave se abalanzo hacia él, como para herirlo pero se adelanto tomando un tronco que tenía en el suelo, lo abanico derrumbándose, el maligno pájaro era de plumaje negro pero poseía reflejos  azulados y púrpuras, sus tamaño era inusual, con un pico ligeramente amplio, alargado, algo deforme, cola relativamente suelta, sus iris eran rojos y cuello grueso, se retorcía en la tierra tratando de volar pero no lograba por las heridas, lo cubrió con una cobija colocándole en un canasto, la Señora Petra inmediatamente se le quito la migraña, furiosa salé de la casa, quería ver a la criatura que la había atormentado todas esas noches, con un cuchillo que tomo  de la cocina antes de salir quería cortarle el cuello.
¾    ¡NO!, —Grito el Señor Pablo para luego informar; —Si muere, la persona que la invoco también.    
Pero su ira aumentaba cada vez que recordaba los días pasados, los tormentos por lo que pasó con sus hijos y como una tigra que lastima a sus crías deseaba acabar con su enemigo, en cambio el Sr. Pablo solo quería darle una lección, que supiera que no se metía con ningún ignorante, por lo tanto amarro la ave y lo encerró en uno de los portes que utiliza para acumular agua cuando llueve, al día siguiente se lo llevo al conuco y lo sujeto a un árbol seco, la monstruosa ave con movimientos leves trataba de picotearle, pero sin éxito gracias a su debilidad, entre tanto en la casa González existía un contexto nuevo, se respiraba armonía, tranquilidad, así pasan un par de días y todos se encuentras en sus actividades días, los muchachos en labores, las niñas risueñas con sus juegos y como todas las mañanas luego de que su esposo se retira al campo, la Señora Petra barre su entrada, en eso, una mujer joven vecina de la casa a un kilometro de allí, vereda en dirección hacia la familia Gonzales.
¾    Buenas  Señora Petra,  —Saluda la muchacha que baja la vereda obligatoria para llegar a su propio. 
¾    Buenas mija, — Responde la cortesía, —   ¿Cómo le va?
¾    Bien gracias a Dios, —La joven de nombre María se detiene, la muchacha despega sus labios una vez más para decir algo pero se atiene un poco.
¾    ¿Pasa algo muchacha?
¾    Me permitiría pasar por su patio Seño Petra…, necesito cortar camino pa mi hogar.
¾    Claro…, pase, —Le responde abriendo su cercado de madera.
¾    Muchas gracias…, usualmente seguiría de largo, pero mi madre es solicitada para oficializar el velorio y voy a buscarla.
¾    ¡Señor nuestro!…, —Clama sorprendida y persignándose al mismo tiempo.
¾    ¿No se enteró?  — Inquiere la joven a la Señora que le responde  con un gesto negativo, — Claro que no, nuestras casas son lejanas una de otra…, pues le digo…,  ¡La  seño Juana se Murió! —Apretando sus labios seguidamente de un suspiro
¾    ¡Muerta! ¿Cómo pasó?  —Pregunta con interés.
¾    No se sabe, su hermana llego una mañana y por más que intentaron despertarla no lo pudo hacer, incluso el doctor fue pero nadita de nada y como no respiraba y su corazón no latía la declararon muerta.
     La Señora Petra cada vez más intrigada, pensativa pero sin dejar de prestar atención
¾    Bueno que en paz descanse, —Haciendo la señal de la cruz, —La estarán velando en su casa, ¿Usted va?.
¾    Le diré a pablo pa ve si vamos un rato, —Diciéndolo por cortesía
¾    Bueno me voy, saludos.
Al llegar su esposo a la casa su señora le explica lo comentado por la vecina, esto le confirma la clase de sortilegio utilizaba, que la mujer no pueda despertar quería decir que su alma no estaba en su cuerpo y que este salió en forma de ave, la tarde transcurre con normalidad como si la sombra que había azotado su hogar desapareció, llegando el anochecer el Señor Pablo junto con su hijo Domingo deciden ir al conuco, con machete en mano llegan justo antes de la medianoche al árbol donde ataron al ave, la misma estaba haciendo tumbos pero seguía débil.
¾    Que dios guie mi mano, — El señor pablo sin contemplación le corta el pico, hiso un ruido tan fuerte y atronador que el muchacho asustado casi se desmaya, el ave se contorsionaba de una manera atroz, de pronto salió volando y desapareció en la sombra de la noche.

Capítulo IV
EL VELORIO
  En un acto privado a las 7:00 de la noche, se ejecuta un velorio en la casa de una mujer que ha fallecido, sus familiares y amigos cercanos lloran la repentina perdida de su pariente, todos se congregaron en la sala de la casa para el respectivo servicio, aunque esta no era pequeña y las ventanas eran muy ventiladas, el cumulo de personas aumentaba el calor que de por si en una tierra caliente como Barlovento se vive. Los presente seguían a la Señora Ana quien antecedía las oraciones, el tiempo iba trascurriendo y los más cercanos al féretro escuchaban un ligero golpeteo.
¾    ¿Qué es eso? Susurro Matilde hija de Carmen Tía de la difunta.
¾    ¿Qué cosa mija? Replica Carmen.
¾    ¡Un golpe maa¡ Hablando sigilosamente.
Pero con el murmullo y cuchicheo de las oraciones se entremezclaban los sonidos.
¾    ¡Que¡ , chuuuss..,  mandado a callar a su hija, respete, hablando entre dientes.
 Entre tanto Ana con su rosario en mano, prosigue el ritual luego de una mirada sebera a la niña, con sus dedos toma las tres siguientes cuencas indicándole a su propia persona que oración realizar, termina un Ave María, para luego recitar un  Gloria antes de la siguiente cuenca grande, las personas de la parte dorsal del féretro, también llegaron a escuchar algo, aunque no precisaban nada ni de dónde provenía, así que era más fácil ignorar lo que podría ser cualquier otra cosa, así mismo avanza el acto fúnebre, pero antes de concluir el quinto misterio del Rosario y finalizar con un  Salve Reina, ¡Pass¡ Se escucha un sonido levemente más fuerte que el anterior.
¾    ¿¡Que es eso!? — Brama Matilde después de otro ruido, agitada y asustada salta para ubicarse sobre la silla. —Ma…, sácame de aquí…, quiero salir…, —Emite en una tonalidad más alta.
Todos la ven como si estuviera perturbada, murmurando negativamente su comportamiento, en especial expeliendo algunas críticas a la madre que no controla a su hija.
¾    ¿Qué pasó? —Decían los de la fila de atrás.
¾    ¿Qué ocurre? — Algunos otros de al lado preguntaron.
Carmen se le enrojeció los cachetes y las arrugas de su rostro se amplificaron al fruncir el seño, todo por  una imprudente hija.
¾    ¡¡Siéntate!!  Con un tono duro y entre dientes, le jala el brazo obligándola a sentarse.
¾    Maaa…, Dice la chica adolorida pero inquieta, arrugando su cara y acariciándose el brazo.
       El ritual transcurre nuevamente, de pronto ¡¡Pan!! – Un golpe más fuerte retumba, la mayoría se acalla, un golpe seco se pronuncia, muchos de los que estaban adelante se levantan, los de atrás tratan de saber que ocurre, en ese instante repentinamente el féretro se mueve de un lado a otro, golpes y alaridos se escucha provenientes del  ataúd como si alguien quisiera salir, un grito ahogado salé de la jovencita Matilde,   ¡¡La muerta!!..,, Retrocede desesperada, tomando la mano de su madre y cayendo encima de las sillas hasta llegar al suelo, la curiosidad de las personas en la puerta, estorbaban a los del frente que comenzaron a empujar para salir.
¾    ¡¡La muerta!! Grita con fuerza ¡¡La muerta!! Con vos de alarma, ¡¡Ta viva!!
Con el bamboleo, el ataúd se cayó de lado, fragmentando el vidrio del cajón, esparciendo algunos alrededor.
¾    ¡¡Pass!! Una mano con un guante blanco emergió, luego ambos brazos y después lentamente el cuerpo de la Sra. Juana. 
La muchedumbre entro en pánico, personas corriendo de un lado a otro, gritando, cayendo al suelo, pasando por encima de los asientos y de otros, tropezándose entre sí, hombres, mujeres con sus  niños en brazos,  desesperados, lastimándose, buscando una salida, partieron objetos, ventanas, arrancaron la puerta, era ejemplo vivo de la calidad humana por la sobrevivencia individual, por su parte la señora Juana se encontraba desorientada y confundida.
¾    ¡Haaa¡ Grita con desesperación al salir del ataúd, rasgando su vestido, manos brazos y antebrazos por los vidrios que aun continuaban en el féretro.
Su corazón latía enloquecidamente, totalmente aterrorizada y de forma descontrolada, sacude los residuo de astillas y cristales en lo que estaba cubierta, intenta colocarse de pie pero sin éxito, tiene dificultad para respirar, trataba de sostenerse de algo o alguien,  hasta que sus manos tomaron el tobillo a su hermana menor, quien gracias a eso después de estar inconsciente recobra el sentido,.
¾    ¡Carmencita…,¡ Clama la señora Juana con dificultad,  ¡Ayúdame¡
La mira fijamente por un segundo la mujer tenía toda la boca ensangrentada, era como si le hubiesen arrancado los dientes.
¾    ¡Haaa¡…, Brama con terror y angustia en su voz ¡Nooo!, ¡Suéltame espanto!Pateándola con furia y zafándose de ella.
Logro levantarse, pero por problemas con la pierna se tambaleaba, sacudiéndose, dirigiéndose a la salida actuando erráticamente y sin control de si, continuaba dando alaridos mientras la sangre le corría por la boca, al bajar la mirada se ve un vestido enrojecido por ese liquido vital, se topa con una vecina que se escondía en un rincón en posición fetal y al verla se desmaya, la Sra. Juana sentía que estaba en una montaña rusa, no podía creer lo que estaba pasando, pudo encontrar lo que antes estaba buscando una salida, arrastrándose por las paredes esquivando los obstáculos, salió de la casa pero al ver algunos vecinos horrorizados por su presencia salió corriendo para el monte y desapareció en la maleza.  Los comentarios y chismes invadieron el pueblo por semanas, los eventos ocurridos de personas que salieron heridas, lesionadas y traumatizadas se esparció por los alrededores, la Sra. Juana y su familia posaron  a ser  protagonista de todo tipos de comentarios y chismes maliciosos, ella fue conocida como la muerta que camina, y muchas personas del pueblo  la evitaban. Los días pasaron y las autoridades locales dieron una explicación evasiva de los hechos ocurridos, expusieron que la Sra. Juana estaba viva cuando la velaron, debido a una enfermedad llamada  Catalepsia que es un estado biológico en el cual la persona yace inmóvil, en aparente muerte y sin signos vitalesque para la época los aparatos sofisticados que detectan esta deficiencia no estaba disponible. La familia Gonzales fue la única quienes realmente sabían lo sucedido y las intensiones de  dicha señora para actuar, después de un tiempo de los acontecimientos casi olvidados la Sra. Juana se fue del pueblo y no regreso mas, pero algunas reuniones después de cenar, algunas familias de un pueblo a otro cuentan historias sobre la muerta viva.

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