viernes, 25 de enero de 2019
lunes, 7 de enero de 2019
EL HOMBRE CIEGO
Cambios que varían en un país delirante, las contiendas
políticas son la ordenanza diaria, la mayoría aborda ese tipo de conversaciones
sobresaliendo de cualquier otro tema en particular. Es domingo y la tarde está
a punto de saludar el crepúsculo, el Metro aguarda el tiempo
requerido para iniciar movimiento a la estación Ali Primera, la escasa
afluencia usuaria daba paso libre a ocupar los mejores asientos, sin embargo
algunas personas preferían estar de pie, en especial los del último vagón donde
un paisaje se avista pasando la cabina vacía del chófer. En un lado de esa ventanilla
alargada, se encontraba sentada una señora rubia, limpiando la nariz de un niño
cuya mucosa no dejaba de fluir, pero el pequeño de ocho años rechaza el esmero
de su madre, en el otro extremo una pareja joven discutían el tema de moda, el
gobierno actual, al frente de ellos a unos tres asientos de allí, una señora
dormitaba arrugando el periódico que titulaba “Estudiante universitaria es salvada
por un ser divino, ver página 8”, al lado un joven escuchaba música a través de su MP3, evadiendo el contacto
visual a su alrededor, mas adelante dos ancianos en el área preferencial discutían
lo complicado del cobro de la pensión del mes, además una chica no mayor de 16
años intenta terminar presurosa la asignación olvidada, estresada y no era
precisamente por su descuido, más bien por el inquieto niño que hacía estragos
por una descuidada madre que obviaba dichas acciones, por otra parte su hermana
que era más tranquila trata de distraerse con las luces externas que entraban y
salían del vagón dañado contiguo, sin embargo no podía ya que su hermano mayor
la molestaba, en el asiento contrario hablaba una pareja, un muchacho corpulento
con camisa blanca, bluyín azul y gorra del mismo color, la joven pelirroja de
falda larga y elegantes pliegues, hablaba con cuidado a su acompañante, ya que
el tufo emanado de la boca del joven, le era terrible y por su misma timidez no
lo aclaraba, la joven pese a ese detalle intentaba tomar la evasiva mano del
joven, pero la apatía de su contrario gana cualquier deseo que ella pudiese
tener, la joven de amplia silueta y figura de guitarra solo escuchaba el
parloteo de aquel, quien en vez de comportarse como su novio, era un agregado
más a ese viaje. Cada 15 minutos
sobresalen las consecuentes advertencias e informaciones procedente del
auricular de la pared, molestando a más de un individuo por lo repetitivo y
monótono de los mensajes, al poco tiempo
de cerrar las puertas automáticas, el tren parte del arden entrando a su primer
túnel, esto es aprovechado por cuatro hombres, dos rubios, uno moreno y el
ultimo de tez muy oscura, ubicados en diferentes partes del vagón, dos de ellos
sacan una Tranfoglio 9 mm y Revolver 38 y los otros dos Pistolas Glock 9mm, el
sobresalto causa que las personas se peguen a sus asientos, como si este acto
pudiese hacerlos invisibles, las madres toman a sus hijos, callándolos para que
su estruendo no llamara la atención de aquellos hombres armados.
¾ ¿Qué pasa maricón?, ¡no te gusta! —Le habla al joven sin quitar los ojos
de la mujer, — ¡Gorda, como me la mando el doctor!
¾ ¡Jonathan!, —Aclama la joven intentando ocultar su cara, en el hombro del
robusto joven que la seguía sacudiendo.
¾ ¡Qué tal mami…,! este Guevón como que no te quiere.
¾ ¡Jonathan por favor! —Suplica la muchacha, mientras el joven sudaba frio,
estaba tan nervioso que parecía que le daría un ataque, incluso su rudo corte
de candado se encontraba mojado y chamuscado de sudor.
¾
¡Déjame! —Le grita el
joven soltando a la mujer.
Alexis toca con el arma la cara del muchacho, que
no pudo aguantarse dejando correr un líquido amarillo visible en su pantalón,
este se destornilla de risa igual que Pedro que en ese momento se posicionaba a
un lado de su compañero.
¾
Y este es tu hombre, mámi,
un meón llorón, — Alexis pasa su pistola por los senos semi-descubiertos de la
joven, le remueve del cuello un collar de cordón de cuero redondo, de donde le
cuelga una cruz que a pesar de su elegancia no parecía ser importante para el
victimario.
Ella solo cerraba sus
ojos rogando a sus adentros, no ser una víctima más de la delincuencia de su
país y obviando al joven que deja a su chica a la deriva, Alexis como si algo
lo llamase desvía su contacto visual, volviendo al fondo del vagón en la
esquina derecha a un hombre con lentes oscuro y sobretodo gris opaco, portando
en su mano un elegante bastón amarillo, tan brillante que desde la distancia
relucía igual que oro, además de diminutas
piedras que a primera vista lucían como diamantes.
¾
¡Ha…!, esto me lo mando Dios, —Dice Alexis lleno de
gozo, entonces gira hacia Pedro que arrancaba de las manos del joven la billetera
que unas temblorosas mano le situaba al frente, le da una señal para que se
aproxime, este deja a la joven pelirroja y obedece a su compañero.
¾
¡Socio…!, — ¡Eso se ve
criminal!, —Exclama Alexis, maravillado por el reflejo amarillo, —Si…, —Tomando
la parte baja del palo demanda con imposición, — ¡Dame acá viejo…,! — Halando
el bastón y al mismo tiempo su amigo le coloca el arma en las cien al
caballero.
¾
No…, —Responde el señor con firmeza y en un
pronunciado acento francés.
Alexis ríe y Pedro le
acompaña en otra pero más estridente risotada, a dos paso de ellos uno de sus
amigos intimida a una muchacha con escasa ropa que lo alteraba, tanteando y
escrudiñando el revelador pecho en busca de algún objeto de valor oculto, mientras
su compañero no aparta su atención de los demás pasajeros.
¾
¡Que es lo qué chamo…!
estás en contra? —Reitera Pedro, presionando el arma en la frente del hombre e
indica a su amigo en molesta voz, —…Hay chamo este carajo huele a muerto…, —Y
volviendo hacia su amenazado, emana altivo — ¡Dame lo que tienes..., o te quiebro!
¾
¡Nada daré!, —Persiste
el hombre en calma, sin intimidarse añadiendo cierta burla comprimida.
El murmullo se
enciende como pólvora, por lo que parecía una estúpida valentía, Alexis toma al
señor por el cuello, donde una fría tez lo asombra causándole escalofríos.
¾
¡Maldito ciego!,
—Brama Pedro que impaciente empuja la corredera del arma hacia atrás, dejando
una bala en la recamara de la pistola en un punto peligroso.
Alexis obviando con dificultad la helada piel del
hombre, asume que es por el miedo así que
hala nuevamente el bastón, pero no pudo moverlo de la posición en que se
encontraba, algo incomprensible para él ya que es un inútil invidente, lo
intenta de nuevo pero lo único que logra es hacerle sonreír, el hombre dirige
su atención a la ventana, donde el atardecer comenzaba acentuarse, escucha el sonido
de las ruedas que daban el continuo choque eléctrico a los rieles emitiendo la
señal de su falta de velocidad. El tren entra a un túnel y la iluminación paso
a ser intermitente, los niños apretados en los pechos de sus madres no paraban
de gimotear, para agravar la situación el tren se detiene.
¾
Perfecto, — Habla
Alexis, — La mejor de nuestra suerte, —Murmura para sí.
Pero como la perfección nunca es completa el vagón
queda en penumbras, ni las luces externas del túnel eran suficiente para
deslumbrar algo, en seguida comenzaron una variedad seguida de detonaciones, un
bramido tras otro causa que los gritos recorran el vagón, los variantes
retumbos de golpes y disparos dominaban, los sujetos se llamaban
desesperadamente uno a los otros, hasta que solo una sola y quebrada voz se
escuchó, era Pedro que no lograba ubicar a sus amigos, el pánico arropa su
corazón y le hace mencionar a un ser
supremo, el cual siempre negó.
¾
¡Jehová protégeme…! — Clama luego de que algo redondo y peludo
golpea su espalda, — Raúl…, Raúl…,
Mario…! coño cabrones contesten!,
— Entona en fuerte terror, su alterado corazón lo enloquecía, el sudor
de su frente enrojecía su visión, el
tren retoma su camino y por ser tan repentino sacude al hombre, forjando movimientos
erráticos al aire como si quisiera atinar a algo o alguien.
Los pasajeros agrupados se abrazaban entre sí, las
voces, sonidos y disparos bombardeaban el vagón, evitando que no pudiesen hacer
nada solo esperar que lo peor pase, a los pocos minutos que el tren cruza el túnel,
el silencio se hizo presente, solo la noche fue quien dio la cara otorgando una
grácil luz, pero lo que mostró la realidad de lo sucedido fue la energía que
había vuelto al tren revelando el
decorado sangriento del vagón, algunos se encontraban heridos, otros
suprimiendo lamentos, apretando sus labios hasta casi sangrar, los niños en su
mayoría envuelto en un coro de lagrimas y gritos, otros inmóviles tal vez
muertos por los distintos disparos alcanzados y los demás aun no descubrían su
realidad, hasta que la imponente resonancia de un objeto colisiona con otro,
esto los despierta de su autodefensa mental, era el vidrio de una ventana
partiéndose, haciendo que remolinos de aires entraran y salieran violentamente
del vagón, cristales bailaban lacerando la carne tanto viva como muerta del
público en general, el pánico causo desmayos, gritos, vómitos, los que lograban
coordinar algo presionan consecutivamente
el botón de emergencia.
¾
Señores pasajeros en
breve arribaremos a la próxima estación, —Indica la errática voz procedente de
las bocinas del tren, — Se ha apretado el botón de alarma, sí es una verdadera
emergencia presione nuevamente, — El alarmante repiqueteo resuena una vez más y
todos al mismo tiempo, — …Señores pasajeros, su emergencia será atendida al
arribar a la próxima estación, — Establece la ofuscada e intermitente frecuencia
procedente de la cabina del chófer, mismo en que el cansancio del día y
conociendo la naturaleza molesta de los usuarios por un simple corte de
energía, le hace conjeturar que era algo trivial, por lo tanto los ignora acallando su información, de pronto el joven
de unos 26 años divisa como el tablero se encendía como árbol de navidad, esto
lo asusta ya que no solo era el último vagón sino todas las demás, en seguida
realiza la llamadas correspondiente a sus superiores.
El tren llega al arden de la estación Ali primera,
una multitud se centra curioso en el vagón cuyas ventanas estaban fragmentadas,
en el otro extremo destrozadas. Las personas dificultaban al personal del metro
avanzar, para cuando se obligaron a entender lo que ocurría, se abrió las
puertas del vagón, las escasas personas que quedaron se abalanzaron hacia el
exterior, atropellando a los curiosos que estaban en su camino hacia la salida
más cercana, desesperados se precipitaban por las escaleras tanto fijas como
móviles, incluso la de ambas direcciones, la mayoría no sabía por qué, solo se
aferraban a una idea, lo que sea que pase no se quedarían para ser víctimas, el
disturbio provocó atropellamientos, volcaduras, caídas y muchos heridos más, el
personal del metro con desespero intentaban controlar al público, atenderlos,
calmarlos y otros apartarlos para llegar hasta el tren, finalmente un grupo
entre ellos dos mujeres y tres hombres consiguieron pasar, encontrándose una
abominable visión, inevitablemente una de las empleadas se desmalla, la otra se va en vomito, los hombres, uno tan
impactado que las piernas no les respondían, los otros dos totalmente enmudecidos
fluctuaban para acercarse, dos compañeros mas vienen por el llamado efectuado
por el inalámbrico, entonces entrando al vagón los cuerpos mutilados y la
sangrienta escena los espanta, el alto al retroceder cae de nalgas fuera de las
puertas automáticas y el más joven se pega contra el tubo cerca de la puerta,
vira aterrado por lo que aun se negaba creer que era posible que sucediese en
este mundo, en su incredulidad deslumbra fugazmente una figura de mujer
extrañamente vestida, que lo miraba fijamente y para cuando intentó precisarla
con claridad, desapareció ante sus ojos.
Escrita por: Akiluz
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
-
Ante todo mis respetos a los escritores y fandom de la novela Simona, buenos personajes…, buena trama…, buenas parejas…, la que me gustó ...
-
Juntos, el corazón nunca se equivoca II Como había comentado anteriormente me parece que la falla más relevante de la serie cayó ...
-
EL DRAMA PSIQUIATRA . En un escritorio repleto de varios expedientes, uno en específico es examinado repetidas veces, exploran...